miércoles, 22 de mayo de 2013

Nabucco, de Giuseppe Verdi


La acción tiene lugar en Babilonia y Jerusalén en el año 560 a.C.

            Durante el tiempo en el que el pueblo de Israel estuvo en una delicada paz con sus vecinos, Ismaele fue un embajador que despertó sin querer el amor de la hija del rey Nabuccondonosor, el rey de Babilonia. Ella estaba muy enamorada de él y era muy celosa. Pero Ismaele se había enamorado de la otra hija del rey, llamada Fenena, que se fue a vivir con él a Jerusalén.
            Mientras tanto, Nabuccondonosor, el rey, decidió invadir con sus tropas Jerusalén. Allí vivía su hija Fenena con Ismaele, muy enamorados los dos. Vivían felices y comían perdices. Los israelitas vieron cómo los babilonios se acercaron a Jerusalén para atacarles y se reunieron todos en el templo para protegerse. Zaccaria, el sacerdote, encuentra la solución para impedir la invasión: en cuanto llegara el rey babilonio, amenazaría la vida de su hija Fenena con un puñal y así obligaría al rey a retroceder.
            Con esta idea, el sacerdote reconforta a su pueblo, los israelitas: está convencido de que esa solución les va a salvar de la invasión. Hace venir a Fenena y la conserva junto a él para negociar la evacuación de los babilonios si llegara a hacerse necesario. Ismaele, que ama tanto a Fenena, está a su lado.
            En efecto, llegan los babilonios, precedidos por la agresiva hija del rey, Abigaille, que está muy celosa de su hermana. Abigaille ha llegado en busca de Ismaele del que está profundamente enamorada. Pero éste ama a su hermana Fenena y no quiere entablar relaciones con Abigaille, cosa que despierta su furor.

            Entonces entra Nabucco en el templo de Jerusalén. Zaccaria intenta poner en práctica su plan, amenazando la vida de Fenena con un puñal. Pero Ismaele, que desconocía el plan, le quita el puñal, porque piensa que de verdad quiere matar a su amada. Zaccaria ha perdido su juego y los babilonios ocupan el templo. Los restantes israelitas miran con desprecio a Ismaele, a quien consideran un traidor. El orgulloso rey de los babilonios lo lleva a exigir que los judíos le rindan honores, proclamándose dios, cuando al punto, un rayo celeste lo derriba y le hace perder la corona. Su hija Abigaille la recoge rápido.

            Con la corona en las manos, Abigaille cierra un pacto con el Gran Sacerdote de los babilonios para destituir a Nabucco y nombrarse ella como reina de Babilonia. Y así de esta manera, ordena matar a todos los israelitas. También ordena encarcelar a su padre Nabucco, a pesar de las súplicas de éste, que trata de evitar que maten a su hija Fenena y que es al mismo tiempo hermana de la proclamada reina. Solamente mandará ella.
           
            Junto al río Eufrates, los israelitas trabajan como esclavos mientras esperan la muerte. Es el momento del célebre coro Va, pensiero. Zaccaria, el sacerdote, reconforta a su pueblo y le anima a creer en su futuro. *** Preguntamos si hay amigos y amigas de la ópera entre el público y si se animan a cantarnos esa parte. Luego visualizamos el video y animamos a los comensales a que vayan leyendo su traducción en castellano mientras escuchan.




            Nabucco se da cuenta de la situación de su hija Fenena y de su situación también como preso y entonces le pide perdón al Dios de Judá y se convierte a su fe. Reconfortado por esta acción, se dispone a romper el dominio de su hija e ir a luchar. Su fiel escudero le trae su espada y un grupo de hombres que le son fieles le ayudan.

            Cuando Fenena es llevada junto a los judíos para su ejecución, Nabucco y sus soldados los salvan. Entonces entra Abigaille, moribunda porque se ha envenenado y le pide perdón a su padre y a su hermana por el terrible daño que les ha causado. Y así muere invocando al rey de Israel.





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